lunes, 27 de octubre de 2008

Los 90: el lento resurgir.

En los 90 el cine "made in usa" se involucraba cada vez más en la producción de derivados soft de los slashers que triunfaron en los 80, gracias sobretodo al exitoso retorno de Wes Craven con "Scream", cuya fórmula sería copiada innumerables veces y de manera poco afortunada.

Mientras, en España, el cine fantástico seguía intentando recuperar su lugar en la cartelera sin éxito, cosa normal si tenemos en cuenta el estreno de horrores como "Supernova" o la decepcionante y descafeinada "Licántropo" de nuestro querido hombre lobo, Paul Naschy, que seguían quitando a muchos las ganas de ver cine fantástico patrio. Pocas fueron las películas que llamaron la atención por su originalidad y calidad, aunque la taquilla siguiera sin acompañar, entre ellas: "La Matanza Caníbal de los Garrulos Lisúrgicos", "Justino, un asesino de la tercera edad", "Atolladero", "99.9", "Memorias del Ángel Caido", "La Lengua Asesina" o "Solo se Muere 2 Veces", por ejemplo. Solo dos nombres dieron esperanza económica y creativa al panorama fantástico nacional: Alex de la Iglesia y Alejandro Amenabar.

Alex de la Iglesia consiguió divertir (y romper algún que otro molde clasicista) con su opera prima "Acción Mutante", una comedia de ciencia ficción con un humor negro y alocado, muy reconocible por la sociedad española de los 90.

Pero no sería hasta 1995 cuando sería considerado como el máximo responsable de la resurrección del cine fantástico español gracias a su divertida e inteligente comedia de acción satánica "El Día de la Bestia", que cosechó un éxito más que satisfactorio y consiguió devolver al público la fe por su propio cine.


El resto de la década, De la Iglesia ofreció una refrescante mezcla de géneros que, salvo por "Perdita Durango" que tuvo más suerte en su andadura internacional, se vió recompensada con un público más que devoto del director bilbaíno (¡Ahí va la Ostia!).

Alejandro Amenabar por su parte, reforzó la sensación de que se podía hacer cine de entretenimiento de calidad con su opera prima "Tesis" aparecida en 1996 y que se convirtió en toda una cult movie de la cinematografía española. Buena dirección, un guión bien trabajado y una inquietante banda sonora, hicieron de esta película un éxito de público y crítica que todo director novel sueña con emular.

Apenas un año después, en 1997, Amenabar acabaría la década con una de las más arriesgada propuestas que se han rodado nunca en España, conceptualmente hablando, el thriller "Abre los Ojos", una película de suspense aderezada con inquietantes personajes, sueños perturbadores y un refrescante toque de ciencia ficción que subyace bajo el realismo de la película.

Así transcurrieron a grosso modo los 90, el espectador seguía sin confiar del todo en el cine español y mucho menos en el fantástico, pero al menos unas cuantas películas consiguieron dar un rayo de esperanza y demostrar que las cosas podían hacerse bien y resultar rentables, tanto en el fantástico como en otros géneros: "Airbag", "Torrente" y otras muchas, demostraron la existencia de toda una cantera de guionistas y realizadores con talento, que eran muy conscientes de lo que el público demandaba en las salas. Pero aún haría falta mucho tiempo y esfuerzo para que los productores, distribuidores y exhibidores se dieran cuenta de ello.

Próximamente: "El efecto 2000: la luz al final del túnel".

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